La influencia del árabe en el español

La influencia del árabe en el español

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Ocho siglos dan para mucho, y buena prueba de ello son todos los vestigios de la lengua árabe que han sobrevivido hasta nuestros días como parte esencial del español. La prolífica época de Al-Ándalus marcó e influyó sobre numerosísimos ámbitos sociales y artísticos, y el lenguaje, como puede comprobarse, fue uno de los que más elementos absorbió.

Lo que hoy llamamos español o castellano se forjó en Castilla cuando los árabes aún controlaban gran parte de la península; esto significa que, más que una influencia, el árabe supuso una de las bases sobre las que se fue constituyendo el idioma que hoy conocemos. El grado de penetración de las lenguas islámicas en el español es todavía tema central de debate entre los lingüistas, pero las evidencias ponen de manifiesto que no se trata, precisamente, de algo sucinto ni leve. Igualmente innegable es que el español conserva su base latina y es, por encima de todo, una lengua romance. Sobre el actual, que todos hablamos hoy, se dice que fue evolucionando a partir de la fusión entre el castellano antiguo y la lenguas mozárabes, que en muchos casos no destruyeron ni sustituyeron vocablos propios del primero, sino que añadieron al léxico nuevos términos que designaban ideas u objetos para los que ya existía un nombre. Esto explica la existencia de los llamados ‘dobletes lingüísticos’, parejas de palabras (una latina y una árabe) que definen el mismo concepto, como son, por ejemplo, aceituna y oliva, jaqueca y migraña o alacrán y escorpión.

Teniendo en cuenta que el dominio islámico fue mucho más férreo en el sur peninsular, no es de extrañar que los dialectos propios de la meseta meridional contengan un mayor número de arabismos, sobre todo en lo que respecta a los topónimos. La lista de aquellos que provienen de la época de Al-Andalus es interminable: Tarifa, Guadalquivir, Albacete, Algarve, Almería, Gibraltar… Sin embargo, esta clara influencia no se aprecia en otras zonas de España como, por ejemplo, Cataluña, donde el avance musulmán fue neutralizado, aunque sí en la vecina Aragón, donde lograron entrar los conquistadores.

Pero los arabismos pueden encontrarse en muchísimos más campos semánticos del español actual, como por ejemplo en el de los oficios (acalde, albacea, alfarero), la agricultura (albaricoque, zanahoria, naranja, arroz), el agua (alberca, acequia) o los alimentos y utensilios (escabeche, fideo, almuerzo, jarra, taza). Se estima existen unos 4.000 arabismos en el vocabulario español, muchos de los cuales presentan, como puede apreciarse, prefijos y sufijos comunes, como -al, -guada o .

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