Supersticiones alrededor del mundo

No importa si eres de Londres, de Viena o de Bucarest; tendrás miedo de que la mala suerte te persiga. Ser supersticioso es algo común a todos los países pero hay algunas de esas supersticiones que cambian de un lugar a otro. ¡Vamos a conjurar la buena suerte de una manera internacional!

En Inglaterra la urraca es un pájaro de mal agüero; pero puedes dejar atrás su embrujo si le saludas educadamente con un “¡Buenos días,  señor Urraca!, ¿cómo está su señora?”.

No se os ocurra regalarle un juego de cuchillos a vuestro amigo francés si estrena cocina. ¡Eso significa que vuestra amistad terminará de manera fatal! Y además vuestro amigo estará obligado a daros unas monedas para mitigar el conjuro (y nadie quiere prestar dinero porque sí).

Los alemanes consideran que si te encuentras un deshollinador tendrás buena suerte. ¡Eso sí, tienes que darle tres vueltas y tocarle un botón de la chaqueta! El único deshollinador que debe quedar en Berlín debe tener mucha paciencia.

En algunos pueblos portugueses lindantes con la frontera gallega se preparan queimadas todos los viernes 13. ¡Así que por una vez estamos esperando que llegue uno!

En Japón es costumbre meterse las manos en los bolsillos cuando se pasa por un cementerio. La razón es curiosa: más que la mano están protegiendo sus pulgares, cuyo nombre en lengua nipona significa literalmente “dedo padre”. Así que escondiendo la mano estáis protegiendo a vuestros padres de la muerte.

Hemos oído que, para quitarse de encima una maldición o el mal de ojo, en Austria tienen un remedio poco convencional: comer un yogur al que se le echan rodajas de ajo. Vosotros seréis más afortunados pero, ¿lo será vuestro estómago?

En Holanda esperar visita en Año Nuevo puede ser muy excitante. ¡Según cuenta la tradición si el primer visitante que llegue a tu casa al comenzar el 1 de enero tiene el pelo claro tendrás mala suerte… pero si llega alguien de pelo oscuro te acompañará la fortuna!

En la República Checa la buena suerte se atrae lanzando un zapato por encima del hombro. Claro… trae buena suerte al que lo lanza; ¡pero puede ser un infortunio para el que está detrás!

¿Qué otras supersticiones  internacionales conocéis vosotros? Nos arriesgamos a contagiarnos de todas, ¡pero es un riesgo que asumimos para saciar nuestra sed de conocimiento!