El kilt escocés

Kilt

Si imaginamos la figura de un indómito guerrero escocés habrá un detalle en el que todos estaremos de acuerdo, y es que debe llevar los colores de su clan en su kilt.

Pocas veces podemos asociar con tanta fuerza una prenda a una cultura; pero según muchos autores el kilt no sería algo exclusivamente escocés, sino el superviviente de una larga tradición entre las naciones celtas; de hecho hay una teoría que afirma que la misma palabra tendría origen danés y que literalmente significaría “tejido en capas”.

Pero hasta que quede totalmente demostrados los puntos del párrafo anterior vamos a hablar del kilt como una expresión auténticamente escocesa que se inició con el feileadh mor, una larga prenda sin confeccionar de hasta cinco metros de longitud, que se colocaba alrededor el cuerpo y se ceñía con un broche.

El complicado feileadh mor evolucionaría hasta convertirse en el cómodo kilt durante el siglo XVIII. Curiosamente durante esa época los únicos que podían llevarlo eran los regimientos escoceses del ejército del imperio británico pues la vestimenta tradicional escocesa había sido prohibida en 1746, año de la batalla de Culloden, de tan amargo recuerdo para los rebeldes de las Highlands.  La prohibición se levantó en 1782 y la aristocracia escocesa no tardó en adoptar el kilt como signo de orgullo patrio.  

La identificación de los colores del clan con el kilt es objeto de cierta polémica. Treinta y seis años de prohibición habían hecho mella en la memoria  y muchos emblemas de clanes habían caído en el olvido. Se cuenta que muchos escoceses, dispuestos a adoptar el kilt como prenda, preguntaban a sus sastres cuáles eran los colores de su clan. Algunos costureros con pocos escrúpulos y pocas ganas de perder clientes distinguidos, llegaron a inventarse combinaciones que poco o nada tenían que ver con los colores de los clanes originales. Las malas lenguas dicen que algunos de esos errores perviven en nuestros días.

Pero lo cierto es que, a día de hoy, eso es lo de menos. El kilt está en auge debido en parte al actualmente debatido estatus de Escocia (no vamos a entrar en polémicas) y muchos sastres han dado el paso y se han convertido en diseñadores: hoy se pueden encontrar modernos kilts con toda clase de estampados. Los puristas se llevan las manos a la cabeza, a lo que los usuarios modernos replican recordando que el kilt tradicional también fue una adaptación de una prenda a su vez tradicional.

Una prenda, en definitiva, que aúna modernidad, tradición y orgullo. Todo un emblema.

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