Receta francesa: Pollo a la Marengo

La receta de este mes es una de esas cuya sencilla elaboración esconde una curiosa historia. En este caso el relato implica nada más y nada menos que a Napoleón. El año es 1.800 y el lugar Marengo, en la región italiana del Piamonte. Las fuerzas francesas están a punto de sucumbir ante las tropas austriacas debido a un error de cálculo del propio Bonaparte; pero el general Desaix pudo salvar la situación aun a costa de su propia vida y convirtió una derrota segura en una victoria grandiosa.

Pese a las bajas la victoria siempre es un motivo de celebración, y el alto mando napoleónico tenía sobradas razones para festejarla con un gran banquete. Sin embargo el cocinero de Napoleón, el suizo Dunant, se dio cuenta de que no podía encontrar los ingredientes necesarios para un fastuoso plato en una ciudad destruida. ¿Qué hizo? Improvisó una cena con los pocos ingredientes que sus ayudantes pudieron encontrar por ahí.

Ahora apuntad los ingredientes: un pollo, cuatro tomates maduros, medio kilo de champiñones, un vaso de vino blanco, cuatro dientes de ajo, aceite, sal y pimienta. No hay que ir muy lejos para encontrarlos, ¿verdad?

Igualmente sencilla es su preparación: trocead el pollo y freídlo hasta que la piel se dore. A continuación reservadlos y echad en el mismo aceite los ajos troceados y los champiñones; cuando estén casi hechos volved a echar el pollo y añadid el vaso de vino. Dejadlo cocer durante una hora (si veis que el vino se consume echad un poco de agua).

Aparte hervid un momento los tomates para poder quitarles la piel y a continuación hacer con ellos un sofrito con la sal y la pimienta. Cuando tengan la consistencia de un puré echadlo sobre el pollo y dadle un ligero hervor antes de servir.

"Et voilà"... un plato digno de un emperador. Bueno... de un general que acabaría siendo un emperador quién sabe si precisamente debido a esta receta. Según nos han contado Napoleón mandaría elaborar esta receta antes de una batalla importante. Y a juzgar por la historia no le fue nada mal. ¡Un plato glorioso en muchos aspectos!