Oxford, la gran ciudad universitaria

Oxford

Oxford es conocida internacionalmente como la ciudad universitaria. La historia de sus conocidos eruditos ha trascendido durante siglos, como también lo han hecho sus instituciones. Popularmente esta fama es concebida en torno a una única Universidad, denominada la de Oxford, pero la realidad es mucho más impactante.

Oxford en realidad cuenta con 39 colleges que forman la estructura educativa de la universidad de Oxford y que están repartidos por toda la ciudad. Su visita es totalmente imprescindible para los turistas que deseen ver estos característicos microhabitats, con jardines exuberantes y estudiantes paseando por ellos o descansando entre clases. Prueba a coger un libro clásico de gran calidad. A ser posible de origen inglés y escrito en este idioma. Leído en un banco o sentado sobre el césped de algún college es una experiencia inolvidable.

No todos los colleges son iguales, por lo que lo recomendable es visitar tanto los conocidos como los más pequeños. Los primeros (Merton College, All Souls o Corpus Christi por ejemplo) pueden abarcar kilómetros de extensión y presentarse en imponentes edificios de diferente arquitectura, mientras los segundos a veces son tan tímidos arquitectónicamente hablando que pueden llegar a confundirse con pequeños alojamientos locales.

Los estudiantes de Oxford que han sido famosos posteriormente también han arrastrado con ellos la fama de sus hábitos, que para los turistas ocasionales puede ser un atractivo interesante. Oscar Wilde, por ejemplo, se alojó en el Old Parsonage Hotel, lugar donde aún es posible degustar deliciosas comidas locales. Del mismo modo, el conocido autor de literatura fantástica J.R.R. Tolkien, era un habitual del pub Eagle & Child, donde todavía se puede disfrutar de una buena pinta de cerveza mientras se recuerda las reuniones que el creador de la Tierra Media tenía allí con sus amigos y fans.

Con historias todavía más impactantes, el Castillo de Oxford es un interesante punto de destino para quien quiera ver de primera mano dónde se vivieron momentos decisivos como la fuga de la Emperatriz Matilde de Inglaterra en el siglo XII, o su posterior conversión en prisión de la ciudad hasta los años 90 del siglo XX. En la actualidad alberga desde entretenimiento callejero hasta pequeños comercios e incluso un hotel, el Malmaison de Oxford, que ha conseguido habilitar las antiguas celdas de los reclusos en lujosas suites. Alojarse en sus interiores es tan inquietante como agradable, toda una experiencia contrapuesta recomendada para los huéspedes más valientes y que no sufran de claustrofobia.

Si bien, la historia de Oxford, así como de civilizaciones antiguas, puede recuperarse en el impresionante Museo Ashmolean, fundado en 1683 y constituido como el primer museo público del mundo. El arte y la arqueología se funden entre sus pasillos, convirtiendo a este lugar en un destino incomparable para los amantes de la historia de todo el mundo.

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