Liverpool, mucho más que los Beatles

En cuanto alguien pronuncia el nombre de esta ciudad nos imaginamos a al cuarteto formado por John Lennon, Paul Mccartney, Ringo Starr y George Harrison. No es poco estar ligada a uno de los mejores grupos musicales, pero Liverpool es una ciudad con mucho más que ofrecer. No en vano tiene más de ochocientos años de historia.

Situada frente a la costa, desde el siglo XI la ciudad ha sido un centro comercial de primera categoría y a partir del establecimiento de las colonias en Norteamérica se convirtió en una ciudad próspera de la que salían prácticamente todos los navíos ingleses hacia el nuevo mundo. Es algo que podemos si caminamos por su paseo marítimo, el Albert Dock, convertido en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Con todo y pese a su antigüedad Liverpool es una ciudad que a muchos parece no estar acabada. Uno puede encontrarse con modernos edificios y alguna que otra muestra de arquitectura "bromista". Un ejemplo es la catedral, que se nos antoja antiquísima por su estilo, sus arcos y sus ventanales. Sin embargo si preguntamos a cualquier ciudadano nos dirá que su construcción fue iniciada en 1901 y terminada en 1978: es una muestra de arquitectura "neogótica". No es extraño encontrarse con otros ejemplos de arquitectura que nos puedan chocar, como la Catedral Metropolitana, terminada en 1968, dedicada al culto católico y que nos podría recordar a un templo maya; o el propio St George’s Halles (sede del ayuntamiento), de estilo neoclásico.

Cualquiera podría pensar que lo más antiguo de la moderna Liverpool son curiosamente los Beatles. Lo cierto es que la ciudad está consagrada (es un decir) en cuerpo y alma al mítico grupo: uno puede encontrar bandas callejeras haciéndoles homenajes y, la verdad, es que tanto The Cavern (lugar donde el grupo comenzó su andadura) como el Beatles Story Museum, que más que un museo es un espectáculo.

Así es Liverpool: una ciudad que se ha convertido en emblema de la modernidad británica: rompedora y llamativa, pero que no renuncia a la tradición.