Frankfurt, más que una capital económica

Cuando nos hablan de Frankfurt es inevitable pensar en miles de ejecutivos, hombres de negocios y banqueros corriendo de aquí para allá. Todos nos hemos tomado muy en serio eso que dice el título de este artículo "capital económica europea" y pensamos que toda la ciudad es un gigantesco centro de negocios dominado por altos rascacielos de cristal, sedes de diferentes entidades de inversión.

Pero esa es una visión muy pobre de esta magnífica ciudad. Frankfurt fue el lugar de residencia del emperador Carlomagno, capital de la Confederación Germánica, el lugar de nacimiento de Goethe y estuvo a punto de convertirse en la capital de la RFA tras la Segunda Guerra Mundial. Como veis fue un lugar importante en la historia y cultura de Alemania; algo que podemos notar en la casa natal de Goethe, en la Catedral de San Bartolomé, en su Jardín de las Palmeras, el antiguo ayuntamiento (llamado Römer), el pintoresco barrio de Sachsenhausen… el pasado (en ocasiones fielmente reconstruido) se encuentra con un presente encarnado en la Torre del Meno, las torres gemelas del Deutsche Bank, la Europaturm...

En ocasiones se da una paradójica circunstancia: algunos de los viejos lugares destruidos durante la guerra han sido reconstruidos con dedicación y mimo hasta tal punto que su "renacimiento" ha llevado varios años; así que es probable que algún rincón, monumento o calle antigua sea más joven que algunos de los edificios "modernos" de la ciudad.

Así podemos decir que Frankfurt es un destino que desafía al tiempo y las ideas preconcebidas: una ciudad que merece la pena ser visitada y que nos deparará más de una sorpresa.