Fort Lauderdale, sencillez y elegancia

A estas alturas y si sois viajeros empedernidos estaréis hartos de ese cliché basado en encontrar un paralelismo entre un lugar con encanto de un país y otro lugar o ciudad universalmente conocida. Vamos, que estaréis cansados de oír hablar sobre “La Florencia de Francia”, “El París de Rusia” o “La Venecia de Irlanda”. Así que será mejor que no nos refiramos a Fort Lauderdale, en Florida, como “La Venecia de América”.

El destino al que nos referimos es uno de los más distinguidos de Florida y está situado entre Miami y la emblemática Palm Beach. Su encanto está fundamentalmente ligado a la red de canales que lo cruza y que le ha valido el sobrenombre que estamos tratando de evitar. Pero Fort Lauderdale es más que eso: mucha gente en Estados Unidos piensa que es la última ciudad elegante pero sencilla que queda.

Es muy probable que con esto quieran decir que es una de las pocas ciudades turísticas que queda en la que las cosas no están caras. Quizá se debe a que la soleada Florida en el destino favorito de los jubilados, que no quieren gastar en poco tiempo los ahorros de toda una vida; y de los estudiantes, que apenas tienen para gastar.

Pero no es un buen destino solamente por motivos económicos: Fort Lauderdale tiene algunas de las mejores playas de Florida; y para todos aquellos que busquen algo “diferente” pero igual de representativo los famosos “Everglades” (zonas pantanosas de Florida) se encuentra a apenas una hora de la ciudad.

En resumen se podría decir que si buscáis un destino en el que conocer el famoso “American Way of Life”, que además sea barato y en el que haya una aventura latente ya sabéis dónde tenéis que venir.