Las lunas de miel son raptos simulados.

Luna de miel

Como sabéis la luna de miel es el periodo que comienza después de la noche de bodas, termina unos días después de esta y en la que generalmente los recién casados aprovechan para hacer algún viaje exótico y pasar unas románticas jornadas. Según algunos lo de la miel vendría por lo dulce de esos días, según otros es una reminiscencia de una época en la que los recién casados bebían esa mítica bebida llamada "hidromiel" de vigorizantes propiedades y fértiles consecuencias. Para muchos, sin embargo, el origen sería una tradición babilónica según la cual el padre de la novia daba al futuro marido miel con cerveza durante un mes lunar entero pensando, de nuevo, que aquella mezcla favorecía la fertilidad.

Lo que poca gente cuenta es que eso de llevarse a la novia lejos de la familia viene de una antigua y bélica costumbre consistente en raptar a las mujeres de los pueblos de al lado, preferiblemente de los enemigos. Así, una banda formada por un hombre casadero y sus amigotes se internaba en el lugar, raptaba a la mujer de la que estaba prendado y se la llevaba como rehén a algún lugar que solamente conocía su padrino durante 28 días (lo que dura un ciclo lunar) o cuando la familia de ella dejara de buscarla, figurándose lo que había pasado. Al finalizar ese plazo el "novio" bajaba con la "novia" a la aldea y, al encontrarse con el emparejamiento consumado, no se podía hacer nada salvo desear a la pareja una feliz vida con común.

Una de las "lunas de miel" entendidas a la antigua más célebres es la de Atila, rey de los hunos, y Honoria, hermana del emperador Valentiniano III. Aunque sabía que ella estaba casada, el rey bárbaro la secuestró e hizo su esposa con intención de conseguir el trono de la parte occidental del Imperio Romano. Todos sabemos cómo terminó todo: con el enfado de Valentiniano, el exilio de Honoria y el saqueo de Roma.

La "luna de miel" entendida tal y como lo hacemos hoy es, como la tradición del vestido de boda blanco, atribuida a los ingleses del siglo XIX. Por aquel entonces se tenía familias mucho más numerosas de las que hoy se tienen y los viajes entre ciudades eran largos y pesados. Como consecuencia muchos familiares no podían acudir a la celebración. Era, pues, responsabilidad de los novios visitar a aquellos parientes y conocidos y presentarse como pareja. Para ello disponían de unos días de viaje que, de paso, les servía para conocer otros parajes. Claro, de estas vacaciones sólo podían disponer los aristócratas y burgueses, pero con el tiempo y las mejoras en las condiciones de la vida la costumbre se volvió más asequible. Bueno… eso de "asequible" es un decir, porque hay que ver qué caros son algunos de esos viajes.

Artículos más leídos

Hemos realizado una selección de los artículos más leídos por los internautas de todas las secciones publicados hasta la fecha.

Otras curiosidades:

Contacta con nosotros