Los suecos, esos inventores desconocidos

Invenciones suecas

Si nos piden a la mayoría de nosotros que citemos a un inventor sueco probablemente sólo nos venga a la cabeza Alfred Nobel y no tanto por ser el creador de la dinamita como por los premios que llevan su nombre. Sin embargo algunos de los objetos que nos acompañan día a día tienen su origen en la mente de algún genio nórdico poco reconocido. Vamos a citaros algunos de ellos (los hemos puesto en orden alfabético de apellido).

Nils Bohlin (1920-2002): este diseñador de asientos de Volvo nacido en Härnösand ideó el actual cinturón de seguridad para coches de tres puntos. Hasta entonces este sistema de seguridad era parecido al de los aviones. La idea de Bohlin era crear un cinturón que, además de proteger la zona lumbar, pudiese ser abrochado con una sola mano. No exageramos al decir que su diseño ha salvado millones de vidas.

Anders Celsius (1701-1744): Os sonará el nombre de este físico de Uppsala pero igual no sabéis de qué. Os sacamos de la duda: creó la escala centesimal de medición de temperatura, más conocida como “grado centígrado”. Gracias a él sabemos cuánto frío o calor hace de una manera exacta y casi universal.

Gustaf Erik Pasch (1778-1862): este químico de Estocolmo perfeccionó las antiguas cerillas sustituyendo el tóxico fósforo blanco por fósforo rojo e ideando el sistema por el que para ser encendidas necesitan ser raspadas contra una superficie tratada con cristal molido y fósforo. Las antiguas cerillas podían incendiarse sin previo aviso en el bolsillo del portador.

Baltzar von Platen (1898-1984): a este ingeniero de Malmö le debemos que los frigoríficos de nuestras casas no necesiten hielo, sean “baratos” y también seguros. Ideó el sistema para convertir el aire caliente en frío que permitió reducir los costes de los aparatos así como aumentar su eficiencia. Von Platen también ideó una máquina para crear diamantes sintéticos, aunque no creemos que tener en casa una de esas sea tan común como tener una nevera.

Gideon Sundbäck (1880-1954): cada vez que nos abrochamos rápidamente un abrigo o cerramos nuestras mochilas y bolsos deberíamos dar gracias a este natural de Jönköping. El creó el sistema de cierre que ahora llamamos “cremallera” tras emigrar a Estados Unidos. Pero, todo hay que decirlo, esto es algo que está en entredicho pues según algunos sólo se limitó a mejorar y patentar un diseño previo.

Johan Vaaler (1866-1910): cierto es que este inventor nació en Noruega, pero cuando nació estaba unida políticamente a Suecia. La gran contribución de Vaaler a la humanidad ha sido darnos una herramienta sencilla que sirve para unir papeles sin necesidad de perforarlos. Es decir, inventó el clip. Al complejo origen geográfico del inventor se añade el hecho de que su creación tuvo que ser patentada en Alemania debido a un vacío en la legislación nórdica.

Erik Wallenberg (1915-1999): nacido en Sala pero trasladado a Lund, este ingeniero ideó un modo para conservar líquidos basado en la impermeabilización de envases de cartón. Vamos, que inventó el cartón de leche. La idea surgió al contemplar un cilindro de papel y pensar si sería posible crear un recipiente barato y eficiente a partir de una sola pieza de cartón.

En algunos casos dieron con una solución práctica a un problema cotidiano y su aportación es tan común para nosotros que nos pasa desapercibida. En otros casos su “invisibilidad” se debe a que perfeccionaron algo ya existente. Pero va siendo hora de que estos diseñadores, científicos e ingenieros (y otros que nos hemos dejado) sean reconocidos y admirados.

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