La Navidad en Rusia

Navidad en Rusia

Quizá mientras leéis esto tengáis morriña de las fiestas navideñas. Si es así y necesitáis una inyección más de espíritu navideño todavía os queda la opción de visitar Rusia, pues allí la Navidad es el 7 de enero. Bueno no… es el 25 de diciembre…

Nos explicamos: en 1918 el gobierno soviético instauró el calendario gregoriano y suprimió el culto ortodoxo. Con la caída de la Unión Soviética volvieron las ceremonias religiosas, que siguieron conservando el calendario juliano. Así, mientras en lo civil la población rusa vive en el 7 de enero, en lo religioso estaríamos en pleno 25 de diciembre.

Esto da lugar a bonitas curiosidades. Un ejemplo: los rusos celebran el año nuevo como nosotros, del 31 de diciembre al 1 de enero, con animadas fiestas y cenas familiares; unos días después celebran la Navidad como evento fundamentalmente religioso y finalmente entre el 13 y el 14 de enero celebran el “Viejo Año Nuevo” con fiestas y comidas familiares, aunque esta festividad no tiene tantos seguidores.

Muchos tenemos la idea de que Rusia es una nación que lo hace todo “a lo grande” y en Navidad también es así: además de las monumentales instalaciones de luces y decoraciones navideñas que harían palidecer a cualquier ciudad occidental debemos deciros que, debido a la confluencia de fiestas civiles, religiosas y la convivencia antes citada de dos calendarios, pueden darse unos días que podríamos llamar de “supermegapuente” en el que puede llegar a haber 10 días festivos seguidos si se dan las condiciones necesarias. En un terreno más solemne pero igual de grandioso os diremos que el oficio religioso de la noche de Navidad puede llegar a durar 5 horas: si asistís a uno de los que tienen lugar en el país no os preocupéis por llegar de madrugada a vuestro hotel pues la mayoría de ciudades disponen de servicio gratuito de transporte público esa noche.

Otra curiosidad es que los regalos se entregan durante la festividad del “Año Nuevo Gregoriano”; durante la noche el Ded Moroz (o “Abuelo Frío”) visita las casas de Rusia dejando presentes con la ayuda de su nieta, Snegúrochka. Por cierto, tened cuidado y no enojéis al Ded Moroz, pues lleva un báculo que os dejaría congelados al instante.

¿A que después de leer esto os están dando ganas de tomar el primer avión a Rusia? Si lo hacéis no lo vais a lamentar. Pasaréis unas fiestas estupendas… y seguro que el Ded Moroz todavía tiene tiempo de haceros algún regalo.

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