Festival de esquila de ovejas (Nueva Zelanda)

Si nos dijesen “Nueva Zelanda” y a continuación “animal” muchos responderían “kiwi”, pero seguramente bastantes dirían “oveja”. En este país se da una de las mayores concentraciones de ganado ovino del mundo –aproximadamente 40 millones de cabezas-. No es de extrañar que, con cuatro ovejas por persona en el país, esquilarlas se llegue a convertir en toda una disciplina deportiva.

Y de eso va el Golden Shears Shearing Festival, un certamen en el que los pastores más capacitados y los esquiladores más eficientes compiten por ver quién es el mejor en el viejo arte de “desabrigar ovejas”. No es una broma, la cosa va muy en serio: durante los cuatro días que dura este campeonato podremos ver reñidas competiciones en las categorías de “principiantes”, “junior” o “veteranos”. También hay sitio para esquiladores aficionados e incluso torneos de dobles.

Se celebra cada marzo desde 1961 y desde el principio fue un festejo muy popular: al parecer en la primera edición hubo tanta afluencia que hubo que pedir ayuda al ejército para que no hubiese altercados. Ahora todo es mucho más tranquilo, pero sigue habiendo ciertos problemas de afluencia… pero no de público sino de animales. Dependiendo del número de participantes hay que buscar cientos o miles de ovejas semejantes en tamaño y crecimiento de lana para que todos los concursantes lo tengan igual de difícil. Dicen que todas las ovejas son iguales pero en realidad no es así… vaya si lo saben los organizadores.

A los ganadores del campeonato les espera la gloria, la fama y seguramente la fortuna: además de ganadores de un suculento premio monetario se convertirán en celebridades locales y su imagen aparecerá en noticiarios, programas de televisión y anuncios. Es un honor muy codiciado, lo que hace que muchos de los participantes se preparen como verdaderos atletas.

Y hablando de atletas, tal es la fiebre por esta actividad que varios colectivos de granjeros y ganaderos han pedido que la esquela de oveja sea deporte olímpico. ¿Lo conseguirán?, ¿Os imagináis al equipo español de esta disciplina en los Juegos de Río de Janeiro, en 2016?

Os guste o no el campo y la ganadería se trata de un festival digno ver tanto por lo “exótico” de su naturaleza como por la visión de una tradición que levanta pasiones insospechadas.