30 de abril: Día de la Reina en Holanda

30 de abril: Día de la Reina en Holanda

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El último día de abril (o el penúltimo, si éste cae en domingo) es fiesta nacional en toda Holanda con motivo del cumpleaños de la reina, o para ser exactos, del cumpleaños de la que fuera reina de Holanda hasta 1980, madre de la actual soberana. Si el mes pasado hacíamos hincapié en la presencia masiva del color verde en las celebraciones del día de San Patricio, en este número queremos resaltar con el mismo ánimo el color omnipresente de esta festividad de los Países Bajos: el naranja.

El Día de la Reina fue en sus orígenes el Día de la Princesa, y se celebraba el 31 de agosto. Lo que se conmemoraba entonces era el cumpleaños de la princesaGuillermina, quien al convertirse en reina suscitó la necesidad de cambiar la nomenclatura de la fiesta. Cuando ella abdicó y cedió el trono a su hija Juliana, el homenaje se trasladó al día en que cumplía años la heredera y nueva soberana, el 30 de abril. Hasta entonces no se consideraba fiesta nacional ni era muy secundada por la familia real, pero la eclosión de los homenajes y el respaldo del pueblo y los medios acabaron por transformar la celebración en lo que hoy conocemos. La reina actual, Beatriz, se coronó precisamente un 30 de abril, en el 71º cumpleaños de su madre, y en honor a ella decidió que el Día de la Reina debía seguir celebrándose en la misma fecha. De haberlo trasladado al día de su aniversario, el 31 de enero, habría condenado a pasar bastante frío a todos los holandeses.

Actualmente es un día muy colorido que llena de actividad las calles de muchas ciudades holandesas, especialmente las del norte, donde esta fiesta es más popular. En las más grandes, como Amsterdam o La Haya, las celebraciones son masivas y a ellas se suman turistas de todo el mundo, atraídos por la animación y hospitalidad de los holandeses. Como decíamos, el color naranja se encuentra por todas partes, tanto en la decoración como en los mil atuendos distintos que gustan de enfundarse los asistentes, y el epicentro de la agitación se encuentra a pie de calle. La reina Beatriz gusta de visitar un par de localidades cada año, donde es recibida con bailes y actos folclóricos. Éstos también tienen lugar en otros sitios, acuda la reina o no, que además acogen eventos deportivos, fiestas, desfiles y mercadillos callejeros (es el único día en el que no se requiere ningún tipo de permiso o licencia para practicar la venta ambulante). Los bares y discotecas permanecen abiertos hasta bien entrada la noche, y cuando cierran, trasladan las celebraciones a las calles de cada ciudad. No obstante, el grueso de las fiestas nocturnas tiene lugar en la víspera del Día de la Reina, pues casi nadie ha de madrugar al día siguiente. Es corriente ver barcos recorriendo los canales durante toda la jornada, con decenas de personas cantando y bailando sobre ellos, perpetuando la fiesta. El buen ambiente es algo común en todas las ediciones, aunque en ocasiones surge algún incidente que lo empaña; el año pasado, sin ir más lejos, un conductor perturbado estrelló su coche contra la multitud que esperaba ver pasar a la familia real, acabando con la vida de siete espectadores y creando una profunda consternación en los que presenciaron tan terrible hecho.

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