Festival Burning Man (EE.UU.)

Cada año, entre finales de agosto y principios de septiembre, tiene lugar el festival "Burning Man" o "del Hombre Ardiente" a las afueras de Black Rock, en Nevada (EE.UU.). Su mención evoca ritos primigenios en los que se celebra una fecha astrológica de importancia radical. Sin embargo hemos de decir que muchos de los que estáis leyendo este texto sois mayores que este ritual.

Todo comenzó en 1986 cuando en Baker Beach (San Francisco) un grupo de amigos quemaron un muñeco de madera con forma de hombre para celebrar el solsticio de verano. Este evento se repitió al año siguiente con bastante éxito pues diversos representantes de la cultura alternativa estadounidense que ya se acercaban a esa misma playa para realizar montajes sobre la llegada del estío asistieron debido al atractivo artístico primitivo del acontecimiento. La quema de la estatua sólo puedo hacerse cuatro veces más en San Francisco debido a las leyes que impiden hacer fogatas en la playa: las autoridades consideraban un grave peligro incendiar la estatua del hombre que, en 1988 ya medía casi 12 metros de alto.

Lo que parecía el fin del festejo supuso su gran oportunidad. Hacia 1990 los artistas Kevin Evans y John Law planificaban un espectáculo que tuviese lugar en el desierto de Black Rock. Sin tener conocimiento de lo que acontecía en Baker Beach, Evans planificó un evento dadaísta que terminaría con el incendio de todas las obras construidas. La celebración de esta "performance" llegó a oídos de los creadores del hombre ardiente, que no dudaron en ir hasta el desierto de Nevada con la escultura a cuestas.

Durante siete años la quema de la titánica escultura de madera fue congregando a cada vez más gente hasta tal punto que hubo que designar el show como festival con todo lo que ello conlleva: reconocimiento de las autoridades, creación de una sociedad gestora, observación de las leyes, delimitación de un recinto dedicado en exclusiva a su celebración...algo que no fue del agrado de algunos de sus organizadores, que veían cómo un festejo de intención alternativa, simbolismo primitivo y filosofía anárquica se convertía en una fiesta institucionalizada (en la foto de arriba podéis ver el lugar en el que se celebra, en pleno desierto). El mismo John Law, uno de los promotores, se retiró en protesta.

Hoy en día es uno de los festivales más conocidos de Estados Unidos. Cada año multitud de aficionados (no solamente hippies, ecologistas o amantes de la contracultura) se acercan hasta el desierto para participar en eventos, talleres, mercadillos, conciertos...todo subrayado por la filosofía que implica una vuelta a las raíces de la humanidad, cuando todo era todos y nada era de nadie.

Pero, claro, la polémica está servida. ¿Realmente estamos hablando de una alternativa cultural o de un festejo hecho para gente ávida de una prehistoria mítica que los estadounidenses jamás tuvieron? Será cuestión de acercarse a Black Rock para saberlo.