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Suena redundante pero cierto: cuando una historia se convierte en leyenda se rodea de leyendas. Tal es el caso de “Frankenstein”, de Mary Shelley de la que se cuenta no una, sino dos leyendas acerca de cómo decidió bautizar a su genial pero loco doctor. Por un lado se habla de la inspiración venida por la biografía de un alquimista alemán llamado Johann Conrad Dippel, nacido en el castillo Frankenstein de Darmstadt; por otro se cuenta que a la autora la dejó impactada la narración de un suceso acaecido en la ciudad de Frankenstein, en la Baja Silesia (actualmente en Polonia).
Sí, existe una ciudad llamada así. Hoy en día se la conoce como Ząbkowice Śląskie, pero en alemán sigue siendo Frankenstein in Schlesien. Fue fundada por Enrique IV, duque de Silesia y Breslavia y poblada con colonos de las cercanas localidades de Frankenberg y Löwenstein, de ahí su nombre. Su situación entre Praga y Breslavia la convirtió en una villa próspera… hasta que a principios del siglo XVI tuvo lugar un incidente que podría inspirar una historia de terror.
A principios de 1606 se declaró una epidemia de peste en la ciudad que se alargó durante más de un año y acabó con 2.000 personas (un tercio de la población en aquel momento). En un ambiente de desesperación e histeria colectiva se quiso ver la enfermedad como producto de algún tipo de brujería. Como solía pasar tristemente en estos casos se organizó una caza de brujas que acabó con varias ejecuciones sumarísimas: un total de 19 ciudadanos fueron ejecutados, entre ellos el sepulturero de la ciudad, acusados de envenenar al resto de la población con un maligno polvo elaborado a base de cenizas de muertos.
El caso se hizo tristemente famoso en la Europa de época y fue objeto de estudio por parte de expertos, teólogos y académicos. Finalmente se llegó a la conclusión de que los acusados de Frankenstein eran inocentes y toda la culpa era de una figura llamada “el cazador demoníaco”, que habría embrujado a los habitantes de la ciudad tanto para masacrarles como para hacerles creer que varios inocentes estaban detrás de la epidemia.
¿Podría esta historia haber inspirado ese pasaje de la novela en la que el ser, pese a sus buenas intenciones, se ve violentamente rechazado por una familia? Parece hilar muy fino pero al fin y al cabo, ¿uno de los temas de la novela de Mary Shelley no es precisamente cómo el rechazo puede crear monstruos?
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