Inglés británico e inglés americano

¿Inglés británico o inglés americano?

Us vs Uk

Las desavenencias entre los defensores del inglés británico y los del americano comparten, a grandes rasgos, la misma raíz que las que surgen entre los partidarios del español de España y los del español de Sudamérica.

Como muchos aseguran del castellano, el inglés británico se puede considerar más puro por ser, en efecto, el idioma originario, la base a partir de la cual se fueron generando variantes lingüísticas al otro lado del Atlántico. Se dice de él que es más elegante y correcto, argumentos que deben su peso a la importancia del viejo Imperio Británico en su época lustrosa, pero la potencia del americano de hoy en día, tanto o más conspicuo, ha obtenido como fruto la aceptación y expansión del inglés americano.

Las diferencias entre un inglés y otro -al ser, al fin y al cabo, el mismo idioma- no son significativas ni drásticas; algunas de ellas provienen de los primeros colonos del gran continente americano, que se vieron en la necesidad de abandonar términos inútiles allí y adoptar otros nuevos e ineludibles, como por ejemplo los que designaban todo aquello que descubrieron, fueran objetos, animales, construcciones, elementos topográficos o comida.

El intercambio de términos entre la idiomática británica y la americana comenzó incluso antes de la gran expansión estadounidense a través de los medios de comunicación de masas. La escisión natural del comienzo fue diluyéndose, pues, toda vez se desató este enriquecimiento mutuo, si bien no dejó ni ha dejado de existir la diferenciación insalvable entre uno y otro. La defensa de cada vertiente, generalmente por parte de sus propios hablantes, llega a veces al punto de negar el verdadero origen de algunas palabras, es decir, que no es raro ver a un ciudadano inglés remarcando el origen británico de una palabra que en realidad provino de América, ni a un americano haciendo lo propio.

Puede evidenciarse, a base de ejemplos, que las similitudes son mucho más consistentes que las diferencias: en la sintaxis encontraríamos pequeños contrastes, como la presencia o ausencia de preposiciones y adverbios en expresiones concretas, la locución de algunos participios (got-gotten) o los verbos para sustantivos colectivos; sobre la pronunciación, las vocales son más nasales en el inglés americano, que alarga también, más que el británico, aquellas que van acentuadas; en ortografía, por último, la mayoría de diferencias residen en las terminaciones o las posiciones contrarias de dos grafías (theater/theatre, harbor/harbour, organize/organise…)

Estas sucintas discrepancias, que muchos engordan por mero fanatismo, se producen incluso dentro de cada propio idioma, entre los dialectos de cada región o país.

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